Hay momentos en que las distancias se acortan y las tradiciones que nos han separado llegan a convertirse en lazos de unión. Este es el caso de Jesse Rooke, un transformador de motos americano con una clara formación deportiva y un pasado vinculado al viejo continente.
La moto de la que vamos a hablar, no es en ningún caso una moto para un uso diario, es una Show-bike pura y dura, pero nos ha llamado la atención por su aire a moto de carreras de los años treinta. Esa línea fina y esbelta, que nos recuerda a las gloriosas Indian o Croker dando vueltas en óvalos polvorientos... era otra época. Pero como comentábamos, Jesse es un amante de la competición y esta moto monta muchas piezas “High-Tech” que vamos a detallar.
Para empezar su motor es un KTM de 950cc al que se ha despojado de toda la “fontanería”, quitando el radiador de agua y lo que conlleva. El doble escape, es una preciosidad de codos soldados en titanio firmado por Custom FMF. Las ruedas, de perfil deportivo, llevan llantas de radios combinando cromado y negro. Los mecanizados son de Felipe Salazar de L-Tec Machining. La horquilla, que marca toda la línea de la moto, es del propio Rooke a la que se le ha incorporado un amortiguador de dirección de Storz. ¿Detrás?... Detrás rígida, su chasis ha sido creado por Anthony Keling y el propio Jesse, al que se le han montado unas exquisitas fibras con aire a carreras de antaño y un asiento con la misma línea retro. Para finalizar, la pintura es del especialista Troy Lee Designs.
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