La pretemporada fue buena. No marcaba los mejores tiempos pero se mostraba como el piloto más regular y daba la impresión de estar preparado para cuando llegara el momento. Honda mejoró las prestaciones de su RSW en la tercera temporada de esta moto (en 2002 Haruchika Aoki se encargó de desarrollarla y en 2003 Rolfo y Sebastián Porto las pilotaron). Con el fichaje de Elías y el ascenso de categoría de Pedrosa la marca del ala dorada se aseguraba un buen plantel de pilotos, completado por Hiroshi Aoyama, que saltaba del campeonato japonés, y el experimentado Roberto Rolfo. En Aprilia, la evolución no fue excesiva, aunque seguían teniendo la mejor moto de la parrilla. La llegada de Porto puso en aprietos a sus compañeros de marca.
La temporada comenzó en Sudáfrica con un cuarto puesto. Tuvo que ver como Pedrosa vencía en su debut y como Sebas le superaba a pesar de sufrir una salida de pista a principio de carrera. Su rendimiento fue bastante pobre y hasta la cita de Mugello no consiguió subir al podium. Dani asombraba, mientras Porto y De Puniet cosechaban buenos resultados y él quedaba en segundo plano. La paciencia de Brazzi se agotaba ya que no comprendía su bajón y la relación entre ellos se volvía más tensa. En Río lograba su único triunfo de la temporada gracias a las mejoras que presentó Aprilia en el motor. En Qatar se lesionó jugando al squash y estuvo varias carreras sin correr. En Phillip Island sumó su tercer podium. Finalizó la temporada en novena posición, siendo superado incluso por el debutante Alex de Angelis y tan sólo consiguió dos puntos más que Battaini que contaba con una moto notablemente inferior. Sufrió seis caídas en carrera lo que unido a los dos Grandes Premios que se perdió por lesión (Qatar y Malasia) daban un total de ocho abandonos, la mitad de las carreras del año.
Su pésima temporada le cerró opciones para afrontar 2005 con una montura competitiva. Aprilia no le ofrecía nunguna de sus motos oficiales y Sacchi le echó una mano, fichándole para correr con Gilera en 125. Volvía al equipo que le hizo campeón del mundo por primera vez, pero la situación había cambiado notablemente. Con la marcha de Bartol a KTM, Gigi dall´Igna (ingeniero encargado del proyecto de las Aprilia RSA) se ocupó de desarrollar las motos, pero el material nunca estuvo a la altura de las otras fábricas. Además Poggiali tendría que acostumbrarse de nuevo al pilotaje de una ligera 125 y desprenderse de los vicios que había adquirido en el cuarto de litro. Finalizó la temporada en décima posición como la Derbi/Gilera mejor clasificada y sus mejores resultados fueron un quinto puesto en Portugal y varios sextos (Jerez, Montmeló, Mugello y Motegi). Tan solo abandonó en un Gran Premio. Aunque los resultados no fueron espectaculares, si que apuntó una mejoría con respecto a 2004.
Bartol confío en él para que colaborara en el desarrollo de la nueva KTM 250. Su compañero de equipo sería Hiroshi Aoyama. La moto fue evolucionando poco a poco, y a partir de mitad de temporada, se acercó en prestaciones a las poderosas motos de Noale y superó a unas Honda cada vez menos competitivas. Habiendo trabajado juntos en la Gilera campeona, se esperaba que el rendimiento de Manuel fuese bueno y que Harald le diera una moto que se adaptara a su estilo. Pero Aoyama siempre rodó más rapido que él. Mientras el piloto japonés acumulaba podios y finalizaba cuarto el campeonato, Poggiali terminaba en una lamentable decimocuarta posición con 50 puntos. Sufrió tres abandonos y su mejor resultado fue un octavo puesto en Valencia. Incluso varios pilotos con motos privada le superaron (Guintoli, Debón, Smrz y West) y fue el piloto oficial peor clasificado. La confianza que Bartol depositó en él no fue correspondida, en parte por los problemas que tuvo con el chasis de su montura.
Pese a que había tenido la oportunidad de contar con el material que le llevó al éxito (Aprilia 2004-2003, Gilera 2005-2001, KTM Bartol 2006-2001) su falta de motivación y la necesidad de apoyo le impidieron volver a su mejor nivel. La muerte de su padre le estaba pasando factura. Se vio sin fuerzas para continuar y decidió tomarse un descanso. La ausencia de ofertas interesantes contribuyó a que tomara esta decisión. Así, con apenas 23 años Poggiali abandonaba el mundial por la puerta de atrás y sin saber si algún día volvería. Durante 2007 llevó la vida de una persona normal, trabajando de camarero y viviendo con su familia y la de su novia. Pero eso no era lo que estaba acostumbrado a hacer y las ganas de volver cada vez se hacían más grandes, motivadas por su entorno.
Se puso a trabajar en su retorno al campeonato y una vez más Sacchi le ayudó. Le buscó acomodo en el equipo Campetella, con una Gilera (Aprilia RSW LE). Aunque no se trataba de una moto oficial, el equipo siempre se ha mostrado como una de las estructuras más competentes entre los privados. Al principio le costó encontrar las sensaciones tras un año sabático, pero tras varios test comenzó a marcar tiempos prometedores. Hizo un inicio de temporada muy flojo, con un decimocuarto puesto en Qatar como mejor resultado ya que en las tres citas siguientes no logró puntuar. Se destapó en Francia con un magnífico sexto puesto a rueda de Kallio. Parecía que el bicampeón despertaba, pero a partir de ahí solo ha acumulado resultados mediocres, sumando varios abandonos. En Sachsenring y Brno ni siquiera salió a carrera y antes de Misano anunció su retirada. El motivo que dio fueron problemas físicos, pero la clave se encuentra en la psicología. Desde que finalizó la temporada 2003 no fue capaz de quitarse ideas de la cabeza que lastraron su rendimiento, acabando conn su carrera deportiva. Por su situación necesita más apoyo que otros pilotos. El cariño que su equipo le muestre es determinante en su nivel de motivación.
Aunque sus últimas temporadas han sido decepcionantes nos quedan grandes hechos repasando su paso por el mundial. Fue un piloto que corría con mucha inteligencia y oficio. Leía bien las carreras y se mostraba constante en sus actuaciones. Tanto a principio de carrera, como en los finales apretados. Y sabía trabajar en la puesta a punto pese a su inexperiencia. Hizo grandes carreras, mantuvo una gran rivalidad con varios pilotos españoles, especialmente Elías. El sanmarinense era su bestia negra. Su debut en 250 fue espectacular y quedará en los libros de historia. En el plano personal, siempre fue muy tímido, pero nunca tuvo un mal gesto con sus compañeros en el paddock.
Su estilo de pilotaje destacaba por la fluidez y por tener un paso por curva bastante veloz. Era un fino estilista y rara vez se veía que su moto diera numerosos trallazos. Sin ser el mejor en ningún apartado, destacaba en todos ellos, lo que le hacía un piloto muy completo. Pero no fue capaz de mantener el nivel y terminó acusando su trágica situación familiar, hecho que le imposibilitó desarrollar todo su potencial. Su mayor logro fue salir adelante y sacar lo mejor de sí mismo cuando muchos otros se derrumbaron.
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