El Gran Premio de Brno fue uno de los más tensos en la carrera deportiva de Rossi. Deseaba acallar las críticas porque estaba cansado de que menospreciaran sus victorias y atribuyeran el mérito al material con el que corría. Rossi consiguió la pole por delante de Sete pero fue Bayliss quien lideró la prueba en las primeras vueltas. La carrera fue una de las más espectaculares de la era MotoGP con Valentino, Gibernau, Bayliss y Capirossi disputándose el triunfo y regalando maniobras de gran calidad. El Doctor tuvo dificultades durante toda la carrera y se pasó de frenada en numerosas ocasiones. En las últimas vueltas Rossi y Sete aumentaron el ritmo tratando de aprovechar los errores que cometía su adversario. Valentino se llevó la victoria por 42 milésimas tras realizar un adelantamiento en el que tomó muchos riesgos. En esta ocasión el italiano no había desarrollado una estrategia clara y atacó cuando pudo. Sete le estaba poniendo en serios aprietos y así lo reconoció en la rueda de prensa donde declaró que Gibernau había aprendido a exprimir el potencial de la RCV y que tenía un gran control derrapando. Valentino celebró la victoria denunciando metafóricamente que estaba condenado a ganar. A partir de Brno Rossi puso la directa hacia el título y, aprovechando las novedades que Repsol y Honda pusieron a su disposición, ganó todas las carreras que faltaban a excepción de Motegi. Dominó con autoridad sin dar opción a sus rivales. De hecho la única cita en la que volvieron a pelear por el triunfo fue el Gran Premio de Valencia que supondría la despedida de Honda para Valentino (aun no estaba confirmado, pero la decisión estaba tomada). Entre medias Rossi consiguió una victoria en Phillip Island que confirmaba su superioridad. Le sancionaron por adelantar con bandera amarilla y rodó durante toda la carrera a ritmo de record finalizando con 15 segundos de ventaja sobre Capirossi (aunque contabilizaron como cinco porque le sancionaron con diez segundos de desventaja). El Doctor finalizó la temporada con 9 victorias y subiendo al pódium en todos los Grandes Premios. Gibernau consiguió 4 triunfos y terminó subcampeón del mundo por delante de Biaggi. El piloto barcelonés realizó la que supuso su mejor temporada hasta el momento. Fue capaz de poner en aprietos a Valentino y de soportar la presión a la que estuvo expuesto. Además se aseguró la continuidad en el equipo de Fausto Gresini puesto que Movistar y el manager italiano estaban completamente satisfechos (y sorprendidos) con su rendimiento.
Aunque los dos pilotos tenían (prácticamente) la misma montura existían algunas diferencias en sus estilos de pilotaje que condicionaban el resultado de las carreras. Sete acostumbraba a trazar muy ceñido al interior dibujando la curva con el gas, mientras que Valentino se alejaba unos metros de la línea interior dejando correr la moto para aproximarse de nuevo al interior a la salida del viraje. Gibernau tenía más tendencia a parar la moto en mitad de la curva y acelerar con más fuerza a la salida, haciendo más metros, mientras que Rossi abría el gas más progresivamente e intentando traccionar en lugar de derrapar. Esta diferencia hacía que Sete degradara más el neumático trasero. Por lo general Valentino era superior en las frenadas aunque el piloto español mejoraba su rendimiento en este apartado cuando la moto tenía menos combustible. Gibernau acostumbraba a llegar a las curvas con la velocidad adecuada para trazarla, sin embargo Rossi era capaz (en algunas ocasiones) de entrar en la curva muy rápido y mantenerse en la trazada correcta, obligando a Sete a realizar un esfuerzo con el gas para recuperar la distancia.
Tras la carrera de Valencia el piloto italiano anunció su fichaje por Yamaha. Un cambio que fue recibido con expectación en el paddock y que hacía vislumbrar una temporada 2004 muy emocionante en la que Valentino tendría más problemas de lo habitual. Jeremy Burgess y buena parte de su equipo técnico en Honda le acompañarían en el cambio de equipo. Sete veía como su rival competiría con una montura, a priori, poco competitiva lo que aumentaba sus opciones de ganar el campeonato. Gibernau comentaba a sus amigos que estaba deseando que llegara la siguiente temporada para ver a Rossi derrapando sin control mientras él podría aprovechar las virtudes de la RCV. Estos comentarios llegaron a oídos de Valentino y sus ganas de comenzar a trabajar con la M1 no hacían más que aumentar. Sin embargo tendría que esperar hasta enero de 2004 porque tanto Honda como sus patrocinadores podían escudarse en los contratos firmados para demorar el estreno de Rossi con su nueva montura.
Valentino exigió algunos cambios en su paso a Yamaha. Furusawa se pondría al mando del departamento de carreras, mientras que Ichiro Yoda se iría a Kawasaki visto el fracaso de su proyecto. Además, la marca de los diapasones tendría que aumentar su inversión en MotoGP y trabajar en la evolución de la moto de manera constante. Rossi sería el piloto número uno de la fábrica y el desarrollo se basaría en sus peticiones. Michelin seguiría apoyando al piloto italiano y construiría unos neumáticos que se adaptaran a la M1. El Doctor era consciente de la magnitud del cambio y quería afrontarlo en las mejores condiciones posibles. Con su fichaje por Yamaha Valentino quería demostrar que el piloto seguía siendo más importante que la moto y, de paso, desacreditar a Biaggi que había justificado sus derrotas en la inferioridad de su mecánica (tanto en Yamaha como en Honda). Rossi estaba a punto de dar un paso histórico, dejar una moto ganadora para competir con una moto que venía de conseguir un tercer puesto en 16 carreras como mejor resultado. Estaba aceptando el desafío que Doohan nunca se atrevió a contemplar. Pero tendría que esperar varios meses para que su nueva aventura se pusiera en marcha, y en este periodo Yamaha trabajó a fondo para que su nueva estrella estuviera satisfecho con su nueva moto. Porque no solo querían agradar a Valentino, el 50 aniversario de la firma japonesa estaba cerca (2005) y los directivos japoneses querían volver a lograr éxitos deportivos.
Aunque los dos pilotos tenían (prácticamente) la misma montura existían algunas diferencias en sus estilos de pilotaje que condicionaban el resultado de las carreras. Sete acostumbraba a trazar muy ceñido al interior dibujando la curva con el gas, mientras que Valentino se alejaba unos metros de la línea interior dejando correr la moto para aproximarse de nuevo al interior a la salida del viraje. Gibernau tenía más tendencia a parar la moto en mitad de la curva y acelerar con más fuerza a la salida, haciendo más metros, mientras que Rossi abría el gas más progresivamente e intentando traccionar en lugar de derrapar. Esta diferencia hacía que Sete degradara más el neumático trasero. Por lo general Valentino era superior en las frenadas aunque el piloto español mejoraba su rendimiento en este apartado cuando la moto tenía menos combustible. Gibernau acostumbraba a llegar a las curvas con la velocidad adecuada para trazarla, sin embargo Rossi era capaz (en algunas ocasiones) de entrar en la curva muy rápido y mantenerse en la trazada correcta, obligando a Sete a realizar un esfuerzo con el gas para recuperar la distancia.
Tras la carrera de Valencia el piloto italiano anunció su fichaje por Yamaha. Un cambio que fue recibido con expectación en el paddock y que hacía vislumbrar una temporada 2004 muy emocionante en la que Valentino tendría más problemas de lo habitual. Jeremy Burgess y buena parte de su equipo técnico en Honda le acompañarían en el cambio de equipo. Sete veía como su rival competiría con una montura, a priori, poco competitiva lo que aumentaba sus opciones de ganar el campeonato. Gibernau comentaba a sus amigos que estaba deseando que llegara la siguiente temporada para ver a Rossi derrapando sin control mientras él podría aprovechar las virtudes de la RCV. Estos comentarios llegaron a oídos de Valentino y sus ganas de comenzar a trabajar con la M1 no hacían más que aumentar. Sin embargo tendría que esperar hasta enero de 2004 porque tanto Honda como sus patrocinadores podían escudarse en los contratos firmados para demorar el estreno de Rossi con su nueva montura.
Valentino exigió algunos cambios en su paso a Yamaha. Furusawa se pondría al mando del departamento de carreras, mientras que Ichiro Yoda se iría a Kawasaki visto el fracaso de su proyecto. Además, la marca de los diapasones tendría que aumentar su inversión en MotoGP y trabajar en la evolución de la moto de manera constante. Rossi sería el piloto número uno de la fábrica y el desarrollo se basaría en sus peticiones. Michelin seguiría apoyando al piloto italiano y construiría unos neumáticos que se adaptaran a la M1. El Doctor era consciente de la magnitud del cambio y quería afrontarlo en las mejores condiciones posibles. Con su fichaje por Yamaha Valentino quería demostrar que el piloto seguía siendo más importante que la moto y, de paso, desacreditar a Biaggi que había justificado sus derrotas en la inferioridad de su mecánica (tanto en Yamaha como en Honda). Rossi estaba a punto de dar un paso histórico, dejar una moto ganadora para competir con una moto que venía de conseguir un tercer puesto en 16 carreras como mejor resultado. Estaba aceptando el desafío que Doohan nunca se atrevió a contemplar. Pero tendría que esperar varios meses para que su nueva aventura se pusiera en marcha, y en este periodo Yamaha trabajó a fondo para que su nueva estrella estuviera satisfecho con su nueva moto. Porque no solo querían agradar a Valentino, el 50 aniversario de la firma japonesa estaba cerca (2005) y los directivos japoneses querían volver a lograr éxitos deportivos.
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