Max Biaggi y Valentino Rossi no se enfrentaron en un circuito hasta el año 2000, pero para encontrar el inicio de su rivalidad hay que remontarse varios años en el tiempo. En 1996 Valentino estaba en su primera temporada en el mundial mientras que Biaggi caminaba hacia su tercer título consecutivo en el cuarto de litro. El piloto romano era un ídolo para los italianos. No solo era el piloto azzurro que mayores éxito conseguía sino que lo hacía a lomos de una moto italiana (Aprilia). Por todo esto Biaggi era un ídolo para los italianos, era el piloto más mediático y la referencia para los jóvenes que deseaban correr en moto. Rossi tan solo era un melenudo novato que combinaba actuaciones notables con errores infantiles. Por entonces todavía era conocido por ser el hijo de Graziano, pero no tardaría mucho en ganarse el respeto. Valentino fue quién inició la guerra al pecar de inocencia y dar un titular a los periodistas. El Doctor aún no sabía cómo se las gastaban los medios y no medía sus declaraciones. Rossi declaró que Biaggi le resultaba antipático porque siempre que hacía una mala carrera lo justificaba diciendo que la moto o los neumáticos no habían funcionado bien. Nunca era culpa suya.
Es importante resaltar que la rivalidad entre ambos pilotos fue mayor en los medios que en la pista (sobre todo en los años en que no competían en la misma categoría) porque la prensa veía este duelo como una magnífica oportunidad para generar polémica, aumentar el interés y vender más ejemplares. Max no recibió de buen grado las críticas de Rossi, más aún al venir de un novato. Aunque ese lance no pasó a mayores, la rivalidad entre ambos no tardaría en desarrollarse.
En su primera temporada Valentino era muy rápido en la pista pero cometía demasiados errores cuando tenía al alcance de la mano resultados importantes. Sacchi y Noccioli (el director de su equipo y su jefe técnico en esa época) se hartaron de sus caídas y tras un nuevo error en Assen tuvieron una reunión con él para hacerle ver que debía cambiar. Aunque el mensaje era el adecuado, los ejemplos que pusieron molestaron a Rossi. Le dijeron que con más disciplina podría hacer buenas carreras. Que corriendo así solo podía aspirar a ser Schwantz por un día, pero que si se tranquilizaba podría llegar a ser como Biaggi. Aunque Valentino no dijo nada, las palabras de Sacchi le molestaron enormemente. Evidentemente prefería ser como Schwantz, su ídolo.
En 1997 Rossi despegó definitivamente como piloto y su presencia en los medios también aumentó. Al finalizar la temporada anterior Aprilia le ofreció dar el salto al cuarto de litro porque su estatura iba más acorde con las motos de 250. Valentino rechazó esta propuesta porque prefería lograr el título en el octavo de litro antes de saltar de categoría. De esta manera, para verlos juntos en la pista habría que esperar. En Malasia los italianos vivieron un gran fin de semana. Tras la victoria de Rossi, Biaggi también ganó en el que fue su estreno con la Honda 250 tras abandonar Aprilia por los conflictos que tuvo con la casa de Noale. Tras la carrera los periodistas le preguntaron a Valentino si quería convertirse en el Biaggi de 125 a lo que él respondió que, en todo caso, sería Biaggi el que se querría convertir en el Rossi de 250. La pregunta era malintencionada y buscaba un titular, pero Valentino no se arrugó y dio una respuesta polémica. En la siguiente cita, el Gran Premio de Japón, Max le dio la respuesta a sus palabras. El romano se acercó a Rossi cuando éste conversaba con algunos periodistas y le "aconsejó" que para hablar de él antes debía lavarse la boca. Y ahí empezó todo. Las celebraciones de Rossi también ayudaron a aumentar la rivalidad entre ambos pilotos. En esa época Rossifumi (apodo que utilizaba en 125) comenzó con sus disfraces durante la vuelta de honor para hacer algo más que saludar y pasearse con la bandera de su país. Cuando Rossi ganó en Mugello (1997) y paseó una muñeca hinchable algunos periodista pensaron mal y lo achacaron a que se estaba burlando de Biaggi, quién había anunciado que Naomi Campbell (que por entonces era su novia) asistiría al Gran Premio. El supuesto nombre de la muñeca (Claudia Schiffer, que guarda un gran parecido con schifo, en italiano asco) no hizo más que magnificar la situación. En realidad, el paseo con la muñeca hinchable estaba previsto para Imola ´96 pero un problema mecánico privó del triunfo a Rossi con lo que la celebración se pospuso.
Tras cuatro títulos en el cuarto de litro Biaggi decidió que era el momento de dar el salto a la clase reina y lo hizo a lomos de una NSR 500 oficial pero dentro de un equipo satélite. Con el patrocinio de Marlboro y el experimentado Erv Kanemoto encargándose de la parte técnica, Max tenía lo necesario para despuntar en 500. Mientras tanto, Rossi también cambiaba de categoría, pero en su caso el salto era a 250. Su encuentro en las pistas aún no se produciría, pero Valentino podría compararse con los numerosos records que había acumulado Biaggi en su prolífica andadura en el cuarto de litro. Rossi era consciente de esto y para su primer test en Jerez solicitó a Dunlop un neumático que le permitiera aprovechar las virtudes de su pilotaje, claramente marcadas por su participación en 125. Valentinik (así se hacía llamar en su etapa 250) sorprendió a todos al batir el record de Max pero por el camino besó el asfalto en más de una ocasión. Durante 1998 los dos pilotos tuvieron suficientes asuntos de los que preocuparse en la pista como para rivalizar fuera de ella. Biaggi realizó un debut espectacular y estuvo luchando por el título hasta el final aunque se tuvo que conformar con el subcampeonato. Rossi supo reponerse de los errores iniciales y las numerosas críticas que recibió y finalizó la temporada con cuatro victorias consecutivas, logrando el subcampeonato y mostrándose como el mejor piloto de la categoría.

De cara a 1999 se produjeron cambios importantes para ambos pilotos. Biaggi cambió Honda por Yamaha porque quería recibir el trato como primer piloto de una fábrica (Honda no se lo consintió porque corría en un equipo privado y porque Doohan era el campeón y tenía ese privilegio) y encargarse del desarrollo. Pero su fichaje por la firma de los diapasones terminó siendo un error puesto que, tanto el piloto como la fábrica fueron incapaces de interrumpir el monopolio de Honda. Para Valentino el camino hacia el título parecía un camino de rosas tras los cambios que se produjeron en el organigrama de Aprilia (Tsetsuya Harada pasó a 500 con Aprilia y Capirossi tuvo que emigrar a Honda Gresini), motivados por el conflictivo final de la temporada anterior (Loris tiró al suelo a Tsetsuya en la última carrera y se hizo con el título).
Durante los entrenamientos invernales de Sepang se produjo un nuevo episodio que ayudó a aumentar la tensión entre dos pilotos que aún no había competido juntos. Rossi sufrió una caída en la que su moto quedó inservible. Con el circuito vacío, no tenía posibilidad para volver al box, pero el destino quiso que Biaggi pasara por allí en ese momento y se ofreciera a acercarle. Aunque el gesto solo se podría calificar como deportivo, Max lo utilizo más adelante para hacerse la víctima señalando su comportamiento como ejemplar y acusando a Rossi de portarse mal con él.
En 1999 Biaggi no pudo aprovechar la lesión de Doohan para hacerse con el título, y tuvo que ceder frente a Crivillé. Probablemente Max hubiera tenido más opciones si hubiera permanecido en Honda ya que la YZR 500 aún estaba lejos de ser tan completa como las poderosas NSR. Rossi se coronó en 250 tras conseguir nueve victorias y tener que concentrarse hasta el final de temporada en un campeonato que, aunque se complicó por un mal inicio de temporada, nunca corrió peligro. Los cantos de sirena de la categoría reina llegaban desde varios lugares porque Valentino era una pieza codiciada. Aprilia le ofreció cifras mareantes para que continuara con ellos en 250 o saltara al medio litro con su poco competitiva bicilíndrica. Finalmente se decantó por fichar por Honda, con una moto oficial pero dentro de una estructura completamente independiente patrocinada por Nastro Azzurro (que ya le había acompañado en 125 y 250) y con Burgess como jefe técnico. Su llegada a la categoría reina se producía en unas condiciones magníficas (similares a las que tuvo su archienemigo), pero Max no dudo en lanzarle varios recaditos: Ahora Rossi viene con los grandes, viene a 500, y se enfrentará con los pilotos de verdad. Ahora tendrá que quitarse todas las máscaras y guardarlas en el armario, ya no podrá hacer más el payaso.


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