Todo indicaba que Stoner iba a conseguir su cuarta victoria con una nueva escapada en solitario. Su ritmo en entrenamientos era ocho décimas superior al resto. Pero Valentino, una vez más, fue capaz de encontrar unas décimas para la carrera cambiando los reglajes. El resto lo puso él, que fue mucho.
Rossi le tenía preparada una sorpresa al campeón antes del parón veraniego: su mejor versión. Pero fue la necesidad la que llevó al italiano a correr de esa manera, sin pensar en la tabla de clasificación. Es paradójico que tome más riesgos que nunca, que se la juegue como si fuera la última carrera cuando aún queda mucho mundial y un error sería desastroso antes de las vacaciones. Es lo que tienen los genios.

La pista estaba dividida en dos zonas favorables a cada piloto. Mientras que en los dos primeros parciales Valentino era ligeramente más veloz, en los dos siguientes, especialmente el T4, Casey se mostraba superior. El de Yamaha era consciente que si Stoner hubiese hecho el último sector en cabeza se hubiese escapado. Esto se debe a que el de Ducati además de sacarle tres décimas desde el sacacorchos a meta, aumentaría esta ventaja en la recta por la mayor potencia de su montura. Fue por esta razón, por la que Rossi atacaba desesperadamente a Stoner en el sacacorchos. También lo hizo dos vueltas seguidas en la curva 5 ( una de izquierdas en subida, donde Lorenzo se fue al suelo). Y adelantó con éxito gracias a la inocencia de Stoner que no cerró el hueco cuando debía haberlo hecho, aunque solo fuera para perjudicar la entrada en curva de Valentino y no darle facilidades, ya que éste salía pegado a la estela de su Ducati del viraje anterior.

Sin embargo el factor clave de la carrera fue el aspecto psicológico, y en este sentido el gran premio dio para mucho. Ambos pilotos tuvieron que soportar mucha presión, cada uno por diversos motivos. Para Rossi la tremenda dificultad de cerrar a su oponente durante 24 vueltas le tuvo que agotar física y mentalmente. Además correr sabiendo que el más mínimo error te puede costar cualquier opción de victoria, con tu adversario pegado a tu espalda constantemente, es una situación difícil de gestionar. Ningún otro piloto de la parrilla está capacitado para cerrar durante toda una carrera a un rival más rápido, hasta acabar desquiciándolo.

Por otro lado, Stoner comprobó como los 25 puntos que a priori eran suyos, acabaron marchándose al bando contrario. Y es que ante la inesperada situación de carrera, al australiano le faltó la tranquilidad que le hace temible. No supo adaptarse y plantear debidamente la carrera, y se le vio intimidado por los adelantamientos iniciales y cometiendo errores por su nerviosismo. Porque cuando Casey lograba ponerse delante estaba muy presionado por mantener la posición, lo que le llevó a pasarse de frenada en alguna ocasión. Era como si la única opción viable para lograr la victoria fuese abrir un pequeño hueco, puesto que daba todo por perdido en el cuerpo a cuerpo. Este planteamiento limitó sus opciones y precipitó el devenir del gran premio. Por desgracia el error del piloto de Ducati nos privó de ver un final de carrera sublime y en el que las vueltas corrían en contra de ambos. Valentino habría tenido que defenderse de los ataques de su rival, cada vez más feroces. Sabiendo que el margen para recuperar si se equivocaba sería mínimo, y con lo nervios y la presión de una carrera como la que llevaba a sus espaldas. Para Stoner cada vuelta que pasara sería una oportunidad menos para intentarlo y el riesgo de precipitarse sería mayor. Además llegar hasta la línea de meta sin lograr superar a su oponente hubiera supuesto un golpe psicológico aún mayor.

También el post- carrera nos dejó cosas interesantes. Casey estaba más enfadado que nunca. Recriminó a Valentino sus acciones, en mi opinión dentro de lo legal, e incluso discutió con miembros de su propio equipo. Rossi celebró efusivamente su victoria, como era de esperar, pero también mantuvo una conversación en el podium con Stoner, durante la cual el australiano no mostraba felicidad precisamente. Pero hubo un detalle que me llamó mucho la atención. Tras hablar para TVE, el italiano fue a abrazarse con su equipo y todos estaban alegres. Mientras, Uccio se cubrió tras su amigo y lanzó una mirada a la zona en la que se encontraban Stoner y sus mecánicos. Acto seguido le comentó lo que había visto a Valentino. Esto es una clara muestra de la importancia que dan en su entorno a todos los aspectos de la competición. La alegría, existe. Pero las celebraciones siguen un plan maquiavélico, encaminado a minar la moral de sus adversarios. Casey está tocado, y con sed de venganza. Las tres siguientes carreras marcaran el porvenir del campeonato. Y las evoluciones que presenten las fábricas serán de vital importancia. El mensaje lanzado por Rossi es claro. Su rival debe devolvérsela o, de lo contrario, corre el riesgo de encontrarse en una situación similar a la que sufrieron Biaggi y Gibernau.

Aunque Livio Suppo insiste en que la diferencia la hace Stoner y no la electrónica, el vídeo puede demostrar lo contrario. La distancia que éste lograba en el último parcial se debía a la ventaja que le otorga el particular control de tracción de la moto italiana. Stoner se lanzaba a la curva Rainey con una línea más cerrada que sus rivales y hacía la curva con el gas constantemente abierto. No solo hacía más metros a la salida, sino que pasaba un mayor tiempo inclinado. Pero la Ducati se conduce así. Requiere un pilotaje poco convencional, de ahí los problemas de los otros pilotos que intentan llevarla como si fuera una Honda o una Yamaha. Mientras que con las otras motos se acelera progresivamente a la vez que se va levantando la moto, con la Desmosedici se debe abrir el gas con decisión para que la moto gire con mayor rapidez debido a que el deslizamiento que se produce, está constantemente controlado por la electrónica. De esta manera el piloto traza mejor la curva, a la vez que empuja la moto y adquiere velocidad. Y en el momento de levantar la Ducati, ésta reduce la potencia del motor para que la moto pase a traccionar en lugar de deslizar, antes de dejar suelta toda la caballería del potente propulsor italiano. De hecho, se veía como Rossi era más lento durante la fase en la que iban muy inclinados y con el gas abierto, pero un poco más veloz cuando tocaba levantar la moto y traccionar, ya que su Yamaha no le quitaba potencia. Es cierto que Stoner es quien marca la diferencia, pero ésta se debe a que comprende el pilotaje que debe realizar no al tacto con el gas, que nunca ha sido una de sus mayores virtudes pese a ser un gran piloto. Esto se apreció muy bien cuando la realización puso unos rótulos en los que se comparaba el uso que hacían los pilotos del freno y el acelerador, y en ambos casos Stoner era más brusco. Y es que el control de tracción es quien le hace el trabajo sucio.

En 2005 Casey con la Aprilia oficial fue batido en numerosas ocasiones por las Honda, ligeramente inferiores, de Pedrosa, Dovizioso y Lorenzo. Y aunque logró cinco victorias y el subcampeonato, nunca marcó tantas diferencias como ha hecho con la Ducati. Sin tanta electrónica el australiano lucharía por el mundial y lograría victorias, pero también cometería errores en carrera y se quedaría con cero puntos en su casillero. Algo que solo ha sucedido una vez desde 2007 y fue por un problema mecánico.


0 Respuestas a Batalla en la cumbre

Publicar un comentario