Pocos días antes del Eicma aparecían las primeras fotos de una nueva evolución de la familia V7. Sin menospreciar la belleza de sus hermanas, con la Clubman Racer Moto Guzzi ha partido el corazón a muchos antiguos y nuevos admiradores de las mecánicas de los años 70.
Sin ningún tipo de licencia a la practicidad y la polivalencia, la casa de Mandelo del Lario nos muestra una moto que solo busca ser el fiel reflejo de aquellas motos derivadas de serie preparadas artesanalmente para competir, bien en pista o en alguna carretera de segundo orden con la apuesta de un café por medio. Para ello se han hecho algunos cambios sobre sus dos antecesoras. En principio se han montado dos amortiguadores regulables de la prestigiosa casa Bitubo, con lo que se consigue un mayor feeling en curvas; la rueda trasera ha crecido desde los 130/80 a los 140/70, montando tanto en esta como delante los Pirelli Demon Sport; el sistema de escape lo firma Arrow, que monta en los colectores la clásica cinta anticalor; para finalizar con la parte técnica diremos que lleva unos semimanillares regulables y los reposapies retrasados para que en ningún momento nos olvidemos de en que estamos circulando.
En cuanto al apartado estético: un cupolino al estilo de la 850-Lemans, un precioso depósito de gasolina cromado con logo clásico, un asiento monoposto con colín y dorsal, y una luz de freno redonda que junto a la matrícula e indicadores luminosos van bien pegados arriba.
Versión imprimible en el nº37 de Millatrece
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