Piloto y texto Juan David Arroyave
Hace aproximadamente 21 años nació en las mesas de diseño de los ingenieros de Kawasaki una motocicleta hecha para durar por muchos años, en la que se conjugaron tecnología y simplicidad con un solo objetivo: una máquina capaz de devorar bastantes kilómetros sin detenerse en un centro de servicio, garantizando su calidad y durabilidad a lo largo del tiempo a bajos costos de mantenimiento, pero eso si, con altas dosis de emoción, maniobrabilidad y control. Estoy hablando de la KLR 650, una motocicleta que llega a nuestro país 100% importada por AUTECO, y que hace honor a toda la tradición que la precede. Para esta ocasión nos encontramos frente a una moto que fue rediseñada en muchos de sus componentes, por ejemplo: su estética es ahora más moderna y conforme a las tendencias de diseño actuales, adicionalmente se redujo el recorrido de sus suspensiones para hacerla más amable al conducirla en ciudad, pero siempre siguiendo con la gran calidad que la ha caracterizado a través de los años, no es en vano la touring más vendida en Norte América, además de ser la moto oficial del Servicio Forestal de los Estados Unidos y de muchos viajeros que le han dado la vuelta al mundo a bordo de una de ellas, reconociendo su espíritu viajero y su capacidad de meterse sin problemas por cualquier tipo de terreno.
Primera impresión
A primera vista, esta Kawasaki se deja ver más bien sencilla y algo simple, pero es esto lo que le ha hecho ganar adeptos en todo el mundo, ya que esta simplicidad la hace menos costosa de mantener; su motor mono cilíndrico de 651 cc con 42.9 caballos de potencia refrigerado por líquido y alimentado por carburador, es quizás el toque más característico de esta simplicidad, ya que carece de gran cantidad de aditamentos electrónicos en contra vía de las motocicletas de alta gama de hoy, que están plagadas de sensores por todos lados. La altura al piso, a pesar de que fue reducida, es bastante elevada y pone en aprietos a personas de baja estatura; sus líneas ahora más estilizadas combinadas con una llamativa farola la hacen ver mucho más bonita que sus antecesoras en las que el trabajo de diseño brillaba por su ausencia. Cabe mencionar que la KLR hereda las direccionales de la ER 6N y porta discos de freno lobulados, dándole un toque deportivo a su conjunto.
PRUEBA A FONDO
La prueba que le realizamos a esta Kawasaki 650 se venía gestando desde mediados de agosto, cuando nuestro director nos invitó a los corresponsales de Medellín a participar en esta evaluación, que para serles sincero, se convirtió en una prueba de fuego para esta máquina a la que se le exigió sin contemplación bajo una gran expectativa, debido a que conocíamos el prestigio del que goza entre los grandes viajeros del mundo.
El destino escogido fue San José del Guaviare, un municipio a poco menos de 500 km de Bogotá y al cual se llega tomando la vía al llano pasando por Villavicencio, Acacías, Granada, Puerto Lleras entre otros.
La salida de Bogotá fue tranquila aunque no les puedo negar que con un poco de tensión, ya que era la primera vez que me subía a la motocicleta y no la había tenido por lo menos un día antes para acoplarme a ella, además que tenía la enorme responsabilidad de rodar con una acompañante y esto me tensionaba aún más, pero afortunadamente tengo horas de vuelo en motocicletas touring y esto me facilitó las cosas, puesto que me pude acoplar a la máquina con relativa facilidad y luego de unos kilómetros la tensión era cosa del pasado.
Al principio todo marchaba maravillosamente bien rodeados de un paisaje hermoso y sorteado con soltura; curvas bien peraltadas, en donde esta Kawasaki, a diferencia de lo que yo pensaba, tuvo un comportamiento al que podría calificar de bueno, teniendo en cuenta que sus llantas y suspensiones son más para un uso off Road, pero que le dan muy buena adherencia y estabilidad en asfalto, eso sí, desde que no se le exija demasiado puesto que se puede rozar con facilidad el piso con el posa píe, ya que la suspensión trasera se comprime mucho en las curvas, aunque es importante aclarar que el mono amortiguador trasero se puede graduar en cinco posiciones de dureza y en esta moto de prueba se encontraba en el punto medio, con lo que se podría ganar un poco más de rigidez si se le sube una o dos posiciones más. Antes de llegar a Villavicencio, el cielo que venía amenazante desde hacía largo rato, descargó sobre la máquina y sobre mí un torrencial aguacero que provocó que la conducción se hiciera difícil, disminuyendo un poco la estabilidad de la moto a la que hay que llevar con más cuidado. Luego del chubasco y de pasar Villavicencio, se continuó el camino por una muy buena vía. A medida que me adentraba en la llanura y aumentaba la temperatura, la máquina se sentía cada vez mejor, sobre todo la respuesta del propulsor que empuja con muchísima firmeza y sin titubeos; de ahí en adelante acelerar era todo un placer.
¡Qué suspensiones!
Luego de transitar por vías de buena calidad y en las que los sobresaltos o “sustos” no fueron lo más común, llegué a la parte más divertida de esta aventura, pero al mismo tiempo la más exigente, tanto para mí como piloto como para la máquina, que no esperaba el trato al que de ahí en adelante la iba a someter. Después de tanquear a oscuras, tan solo con la pequeña luz que brindaba la linterna de mi celular y con el tranquilizante sonido del cause del rio Ariari, me dispuse a afrontar los últimos 27 kilómetros que me separaban de San José; de ahí en adelante el camino era una trocha “de padre y señor nuestro” en la que la KLR sacó lo mejor de su casta y me demostró que no tiene límites. El comportamiento de las suspensiones de esta motocicleta sometidas al duro trato que esta trocha les propinó fue totalmente impresionante, su suspensión delantera, de horquillas telescópicas de 200 mm de recorrido absorben “como si nada” las irregularidades del terreno por difícil que sea, y éste sí que lo era, ya que estaba compuesto por tramos combinados de grandes piedras sueltas, junto con profundos huecos llenos de lodo y de arena, en donde sus llantas 90/90/21 adelante y 130/80/17 atrás jugaron un papel fundamental para mantener la moto siempre puesta en el camino y bajo control. Su amortiguación trasera no es menos eficiente y absorbe con la misma firmeza lo que se le ponga en frente, aun que recalco la necesidad de aumentar la graduación de rigidez, para evitar que en huecos muy profundos se comprima hasta el tope, sobre todo si se recorre por este tipo de terrenos con acompañante y maletas.
Luego de “coronar” este tortuoso tramo y de una cálida bienvenida de los habitantes del municipio, llegué con mis compañeros de viaje a San José del Guaviare lleno de pantano y bastante cansado, pero la KLR lucía fenomenal, y al mirarla, parecía burlarse de mi estado, ya que ella literalmente ni se “despeinó” para llegar hasta allí; aunque en realidad después de doce horas montado en la moto, me pude dar cuenta que el agotamiento no era el que debería haber tenido después de tan larga jornada y caí en cuenta que la comodidad de esta moto es asombrosa y quizás la mejor de todas las touring que he tenido el placer de conducir (incluÍda la mía).
Las luces de este nuevo modelo de la marca de Akashi son un toque especial de esta moto, ya que aparte de ser una característica que resalta en su nuevo diseño, son más que eficaces permitiendo ver de forma clara todo el ancho de la vía, además de tener una estupenda profundidad. La autonomía es bastante buena ya que el depósito de combustible puede albergar 6.1 galones con un consumo promedio de 60 Km. por galón (exigiendo la moto al máximo); con el tanque lleno puede recorrer sin problemas más de 300 kilómetros.
Como pueden ver, este viaje fue más que una aventura donde se le sacó todo el potencial a la KLR 650, una motocicleta que fue hecha para durar y afrontar grandes retos en donde tú eliges el destino a donde llevarla, porque ella jamás te limitará y estará dispuesta a llegar a donde quieras, desde la carretera mejor diseñada y con mejor asfalto hasta el camino más agreste y demandante ¡tu decides!
Frenos de buen toque
La KLR porta discos lobulados similares a los de su prima la ER 6 N de 280 mm adelante y de 240 mm atrás, mordidos por pinzas de doble pistón y de pistón sencillo respectivamente, que aparte de darle un loock un poco deportivo le proporciona una potencia de frenado bastante buena, lo suficiente para detener sus 175 Kg. en seco sin que haya necesidad de aplicar demasiada fuerza sobre todo en la manigueta; al freno delantero que responde con gran facilidad; de otra parte el freno trasero es menos potente pero igualmente eficiente y de gran complemento del delantero.
Su corazón
La KLR porta un motor mono cilíndrico de 651 cc refrigerado por agua que entrega 42.9 caballos de potencia. La aceleración es firme y decidida, aunque la verdad poco sutil, muy característico de este tipo de motores de un solo pistón, en el que la entrega de la potencia es de un solo tajo. La caja de cinco velocidades funciona adecuadamente con buen sincronismo, el par motor a bajos regímenes es sorprendente, aunque era de esperarse en una motocicleta que en gran parte está diseñada para afrontar terrenos agrestes, en los que más que velocidad final se necesita una buena respuesta del motor a la más mínima insinuación del acelerador, que permita salir con facilidad de los atolladeros. Acelerando a fondo se puede alcanzar con gran facilidad los 160 km/h, sin que el viento se convierta en un problema ya que su visor, que si bien no es muy grande, corta el viento con gran eficiencia; esta velocidad fue lo máximo que le pudimos sacar, teniendo en cuenta que estaba en tierra caliente donde como ya es sabido los motores van mejor por tener más oxígeno disponible para la combustión interna, aunque la verdad es más que suficiente para las vías de nuestro país, en donde los controles de la policía de carreteras son cada vez más comunes. Un aspecto para resaltar y que le resta puntos a este sencillo pero confiable propulsor, es su nivel de vibraciones, las cuales después de las 5.000 rpm se sienten un poco más altas de lo normal para un motor de este tipo, sobre todo en los reposapiés, donde el cosquilleo puede volverse realmente molesto, además del desajuste que le puede generar a todo el conjunto de forma prematura.
Equipamiento
Existe un detalle que hay que tener en cuenta cuando se evalúa este aspecto en la KLR, y es el hecho de que la motocicleta durante todos los años que ha estado en el mercado ha manejado un concepto de simplicidad, con el fin de obtener más confiabilidad; por ello es normal encontrar que la máquina carece de muchos de los accesorios que se encuentran en la mayoría de las motos de su tipo en la actualidad, inclusive en muchas motos de gama media como por ejemplo: medidor de gasolina, luces de parqueo, interruptor de luces de sobre paso, cuenta kilómetros parcial para viajes y gato central; ahora bien, cada uno tendrá que evaluar hasta qué punto esta carencia es relevante o no a la hora de inclinarse por esta máquina y no por otra de las muchas que hay en el mercado; en mi concepto es un aspecto flojo de la moto pero que en ningún momento le resta calidad.
Colores: Verde, rojo y azul. Precio de introducción: $17.990.000. (Válido hasta el 31 de octubre o hasta agotar existencias).
GUSTÓ
- Diseño de los discos de freno
- Efectividad de sus luces
- Comportamiento de las suspensiones
- Torque del motor en bajo régimen
- Posición de manejo
NO GUSTÓ
- Vibraciones del motor
- Pobre equipamiento
- Altura al piso
- Temperatura del tubo de escape
FICHA TÉCNICA Motor 4 tiempos, DOCH Cilindrada 651 cc Diámetro x carrera 100mm x 83 mm Relación de compresión 9.8 :1 Refrigeración Agua Carburador Keihin CVK 40 Transmisión 5 Velocidades Suspensión del. Telescópica de 41 mm Suspensión tras. Mono amortiguador regulable en 5 posiciones de rigidez Capacidad del tanque 6.1 Galones Freno delantero disco lobulado de 280mm, pinza de doble pistón Freno trasero disco lobulado de 240mm, pinza de un pistón Peso en seco 175 Kg. |
Fuente
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